Arte en Venecia
Una puerta abierta al arte contemporáneo
Si bien la ciudad de Venecia es reconocida por su rico patrimonio cultural y arquitectónico, cada dos años la Bienal de Arte, la convierte en la capital del arte contemporáneo del mundo. El 19 de abril de 1893, el Ayuntamiento de Venecia aprobó una resolución para organizar una exposición Bienal de arte italiano para celebrar el aniversario de plata del Rey Umberto I y Margherita de Saboya. Un año después, el consejo decretó adoptar un sistema por invitación, reservando una sección de la Exposición para artistas extranjeros y además, admitir obras de artistas italianos no invitados, seleccionados por un jurado. La primera Bienal se inauguró finalmente el 30 de abril de 1895 y fue visitada por 224,000 visitantes, lo que llevó a la decisión de institucionalizarla. Durante las primeras ediciones las artes decorativas desempeñaron el papel principal.



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La función social del arte y el pensamiento crítico
La última Bienal se llevó a cabo entre los meses de Mayo y Noviembre de 2019. Esta edición número 58 fue titulada May You Live In Interesting Times (Que Vivas En Tiempos Interesantes), evocando quizás la idea de los tiempos difíciles e inciertos o incluso amenazantes que vivimos. Su curador, el estadounidense Ralph Rugoff, fue el encargado de seleccionar a los artistas que participaron, entre los cuales se destacó la presencia de dos argentinos: el tucumano Tomás Saraceno y la porteña Adriana Minoliti. La santafesina Mariana Tellería elegida por concurso abierto, representó a la Argentina en el pabellón nacional ubicado en los arsenales italianos, con su proyecto “El nombre de un país”, una potente instalación de siete esculturas de gran formato, curada por Florencia Battiti. La Bienal se dividió en dos grandes espacios principales de exposición: el clásico Pabellón Central de los Giardini y el Arsenale. Además cada rincón de la ciudad se vistió de arte para ofrecer al público una amplia gama de posibilidades en lo que a escenarios expositivos se refiere: iglesias, “palazzi”, museos, fundaciones y espacios verdes se convirtieron en verdaderas galerías de arte. Actualidad política, cambio climático, caos y migración guiaron las propuestas de 79 artistas de todo el mundo que participaron en esta edición: una interesante propuesta con gran presencia de lo virtual y convivencia de diversos lenguajes artísticos en un mismo espacio, que nos invitó a considerar alternativas y puntos de vista desconocidos y a pensar con una nueva perspectiva. Rugoff declaró: “La exposición se centrará en el trabajo de artistas que desafían las categorías de pensamiento existentes y nos abren a una nueva lectura de objetos e imágenes, gestos y situaciones. Un arte similar surge de la propensión a observar la realidad desde varios puntos de vista, es decir, tener en cuenta nociones aparentemente contradictorias e incompatibles, y hacer malabarismos con diferentes formas de interpretar el mundo que nos rodea”.


El Anatsui causó gran interés por su grandes tapices realizados con desechos.

Weather Report: Forecasting Future, es una instalación multifacética de intervenciones escultóricas de formas orgánicas dentro del Pabellón Nórdico que le pide a los espectadores reconsiderar su relación con el mundo natural, que se encuentra bajo la amenaza actual del cambio climático.

Adivinando lo que se viene
La 59° edición que se preveía para el 2021 bajo la dirección en artes visuales de la italiana Cecilia Alemani, fue postergada hasta 2022 debido a la pandemia de coronavirus. Este tiempo único y extraño que estamos transitando, invitados a pensar y obligados a reconfigurarnos, ha cambiado nuestra percepción del mundo y seguramente con ella, la creación contemporánea. Y sin dudas lo veremos reflejado en las obras expuestas en la próxima edición de la Bienal. Sin tener certeza sobre el futuro próximo algunas modalidades digitales, como recorridos virtuales y videoconferencias adoptadas por los museos y galerías durante la cuarentena, quizás se planteen como una posibilidad más de llegar al público, aunque nunca logren reemplazar el encuentro espontáneo entre el espectador y la obra de arte.




Texto y fotos: Arq. Mariana Papis